El peligro de la exclusividad y la NO orientación al servicio
Hoy no vamos a hablar de tecnología, vamos a revisar algo mucho más mundano, como es aparcar y retirar un vehículo de un párking. Suena raro, pero las peores prácticas aquí descritas bien podrían adaptarse al mundo tecnológico...
Viajo mucho, lo sabéis, y me toca “sufrir” muchas veces el párking del Aeropuerto de Asturias (sí, digámoslo con nombre y apellidos). El tema es que cuando vuelas desde Asturias, pocas más opciones hay que dejar el coche allí, así que es un “establecimiento” que frecuento mucho.
Pues bien, como son la última alternativa, han dado la espalda totalmente a la “vocación de servicio”, y ya da igual que el usuario esté satisfecho o no, porque total, como no hay más opciones…
- ¿Que llegas en un vuelo con 200 personas y tienes que pasar por la única ventanilla de pago que tienen? Pues te esperas…
- ¿Que quieres pagar con billetes de los nuevos y las máquinas no están actualizadas? Pues te pasas por ventanilla, y te esperas...
- ¿Que sólo tienes billetes grandes (¡¡ de 50 eurazos, qué fortuna !!) y no te los admite la máquina? Pues te pasas por ventanilla, y te esperas…
- ¿Y que eres tan moderno que quieres pagar con esas cosas nuevas que se llaman tarjetas de crédito? Pues como las máquinas no las soportan, te pasas por ventanilla, y te esperas…
El problema del “te esperas”, es que pueden ser tranquilamente 20, 30, 40,... minutos, porque total, ¿a las 23:00 después de varios días fuera de casa, no tendrás prisa, verdad?
¿Y qué pasaría (o está pasando) si alguien te ofrece una alternativa? Aunque no sea muy buena, aunque no sea la solución perfecta que te esperas, sólo por tratar de escapar del despropósito anterior, aunque ya solo sea por despecho, pues te vas encantado. Quizá pierdas algo (o no), pero te plantearás con mucho gusto cualquier plan B.
Es lo malo de caer en la terrible zona de confort pensando que tienes la exclusiva de algo. Si das la espalda a tus usuarios, clientes, o como los quieras llamar, corres el riesgo de que su descontento les “obligue” a huir hacia otras alternativas que, aunque quizá peores, les hagan sentirse mejor (o al menos más valorados).
Como bien dice mi amigo el Sr. Oscar Corbelli, ten cuidado con los pequeños (y los no tanto) detalles...
Jandro Castro