CMBD: Alcance
Hasta dónde hay que meter información es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de definir una CMDB: el alcance o, lo que es lo mismo, los activos de relevancia que va a contener. El alcance se aplica no sólo a la cantidad de servicios que debemos modelar en ella sino hasta qué tipos de elementos hay que dar de alta para ser capaces de modelar dichos servicios.
El otro día comentábamos que lo ideal sería comenzar con un alcance pequeño, por ejemplo, seleccionando un par de servicios especialmente importantes o que estén dando problemas. Una vez elegidos estos servicios iniciales, deberemos definir cuáles serán los elementos (tecnológicos o no) que formarán parte de la prestación de dichos servicios. Obviamente, deberemos diferenciar entre los activos tecnológicos relevantes para el servicio y aquellos que son irrelevantes. En este punto es importante destacar que una CMDB no es un inventario de activos, sino que deberemos llevar a ella única y exclusivamente aquellos activos verdaderamente relevantes para la prestación del servicio. Por ejemplo para la gestión de servicios de impresión de planos podríamos llevar a ella los siguientes activos tecnológicos:
- Los servidores que comparten las impresoras.
- Los operativos de dichos servidores para garantizar que disponemos de los drivers oportunos.
- Las impresoras.
- Los drivers que debemos instalar en los servidores para compartir las impresoras.
Hasta aquí es suficiente. Seguramente podríamos incorporar mucha más información (como el hardware de los servidores). Pero... ¿Te has parado a pensar si es realmente relevante toda esa información para modelar el servicio de impresión? ¡Rotundamente No! Como ejemplo de activo no tecnológico podríamos añadir los manualea la CMBD los de uso de las impresoras de este servicio, pero para una fase inicial es suficiente. Más tarde y, en función de las necesidades, podrían agregarse otros activos tecnológicos y no tecnológicos interesantes que, de alguna forma, pudieran apoyar un análisis de impacto, tanto de un cambio como de la gestión de la capacidad. ¿Pero si aún no vamos a implementar esos procesos, para qué complicarnos la vida en exceso cuando aún queda tanto por hacer?
Alejandro Rayón