Dificultades habituales de los planes de formación (2 de 3)

30 de diciembre de 2014
Dificultades habituales de los planes de formación (2 de 3)

El personal de una organización es un activo muy valioso en función de su actitud, experiencia y conocimiento. En esta serie de artículos nos centraremos en las dificultades habituales para que los planes de formación tengan éxito.

En el artículo anterior de esta serie identificábamos varios motivos para que fracasen los planes de formación.

Hoy nos centraremos en un error habitual que consiste en no considerar la formación como parte de las responsabilidades de los empleados.

En este sentido voy a empezar por lo obvio: los empleados deben estar dispuestos a aprender cosas nuevas y, por tanto, deben aceptar que formarse entra dentro de sus responsabilidades.

Un empleado que no está dispuesto a aprender cosas nuevas es un empleado que no acepta cambios y, por tanto, condena a la organización a trabajar siempre de la misma manera y sin dar opción a la mejora.

Si sus empleados no están dispuestos a aprender y sólo quieren seguir haciendo lo mismo una y otra vez entonces le sugiero que los reemplace por otros.

Pero ahora voy a lo menos obvio para muchas empresas: recibir formación es una responsabilidad de los empleados y, como tal, se realiza como parte del trabajo.

Por tanto, si en su organización se considera oportuno realizar una acción formativa sobre sus empleados (por ejemplo un curso de chino para el equipo comercial del departamento de Asia) entonces la empresa debe encajar esta tarea dentro de la jornada laboral habitual de los empleados.

Es decir, los cursos no son un extra que los empleados deben realizar fuera de su jornada laboral, es una tarea más de la que deben responsabilizarse dentro de su trabajo y, por tanto, se realiza dentro de su jornada laboral.

Insisto en esta idea porque muchas organizaciones consideran que la formación que costean a sus empleados es un tipo de regalo y, por tanto, debe hacerse fuera de la jornada laboral.

Esto es un error de concepto: la formación que la empresa costea no es un acto altruista. Tal y como vimos en el primer artículo de esta serie la formacion que la empresa costea está orientada a los objetivos de negocio y, por tanto, no es un premio a los empleados, es un mecanismo para conseguir los objetivos.

Por este motivo, ni los empleados deben costear su propia formación dentro de la empresa (*) ni esta formación debe realizarse fuera de la jornada laboral. La formación no es una tarea extra, es una tarea que se debe abordar dentro del trabajo normal y esto implica, por tanto, la carga de trabajo para dejar hueco para la formación (**).

(*) Otra cosa es la formación que el empleado quiera adquirir por propia iniciativa para satisfacer gustos personales o incluso para desarrollar su carrera profesional, pero no incluyo en esta categoría la formación que la empresa decide que el empleado debe recibir.

(**) Los empleados no son superhéroes: si un empleado tiene su jornada laboral ocupada al 100% entonces no le asigne como tarea realizar una formación porque tácitamente le estará forzando a formarse fuera de su jornada laboral. Durante la formación reduzca su carga de trabajo para dejarle tiempo para realizar la formación.

José Luis Fernández Piñero

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